El origen de la viticultura en la zona se remonta a la Edad Antigua. Por hallazgos arqueológicos que datan de la época romana, se conoce que en Navarra se cultivaba la vid de forma habitual.
En la Edad Media la viña Navarra superó su área actual. Navarra no sólo se abastecía de vino, sino que tenía excedente para la exportación.
Los peregrinos del siglo XI que cruzan el Camino de Santiago desde el centro de Europa a través de Navarra, identifican estas tierras como tierras de buen pan y buen vino, y son abundantes citas que permanecen en este sentido.
En el valle de Alhama son notables las noticias muy antiguas sobre el cultivo de uvas en términos de Lorcénigo y varias propiedades a lo largo del valle del Alhama, tal y como se recoge en el Cartulario del Monasterio de Fitero, por ejemplo, entre 1150-1250.
Doscientos años más tarde, a finales del siglo XV, nuestra Casa produce vino desde los orígenes de la llegada de los primeros Navascués, que se avecindaron en Cintruénigo, desde la lejana Villa de Navascués Valle de Salazar tras la Sierra de Leyre y en la entrada a los valles de los Pirineos, y en donde varios de ellos ejercieron el cargo de Almirantes de Navascués.
Durante el siglo XVI consta en los archivos de la Casa, extensa documentación comercial sobre viñedos y vino realizada por el capitán don Pedro de Navascués Celedón y don Marcelo de Navascués en el valle de Alhama entre Cintruénigo, Fitero y Corella.
En el siglo XVII se construyó la actual bodega y las cubas de madera traída del Valle de Hecho. Constan en la documentación de la Casa los maestros toneleros que construyeron e instalaron dichas cubas.